¿Qué es una malla?
El término malla hace referencia a un tejido o red compuesto por elementos atados o anudados entre sí. Generalmente, está hecha con alambre de acero inoxidable, bronce, aluminio o cobre y se utiliza para crear soportes con cierta rigidez y niveles de apertura. Según el tipo de instalación en la que se hace uso de ellas, debe realizarse un respectivo cálculo de dimensiones, distancias y resistencia.
En el ámbito de construcción, las cuadrículas de cada malla pueden estar unidas entre sí con electrosoldadura para cumplir con normativas de instalación y seguridad establecidas a nivel internacional. Este tipo de estructuras, además, se utiliza para delimitar cierto perímetro de terrenos, así como para indicar cerramientos en una construcción.
Por otro lado, existen mallas de protección que, en muchos casos, son plásticas y se utilizan para señalar áreas peligrosas. Este tipo de red se fabrica con nylon resistente y es ideal para evitar caídas de objetos en zonas de la construcción, tales como ductos, patios, cornisas, etc.
¿Qué tipos de mallas existen?
Según sus características y usos, las mallas estructurales pueden clasificarse en:
- Malla de simple torsión: también conocida como malla ciclónica, se trata de uno de los tipos más tradicionales, versátiles y eficaces que se adapta a la mayoría de los cerramientos, independientemente de las condiciones del terreno en el que se instala. Suele estar fabricada en acero galvanizado. Además, destaca por ser económica y resistente, fácil de cortar, coser y entrelazar, de sencilla instalación e ideal para amplias extensiones de terreno.
- Mallas de triple torsión: se trata de un tipo hexagonal de acero galvanizado. Se teje por medio de dos alambres unidos entre sí,formando tres torsiones flexibles en todas sus direcciones. Su sistema de trenzado no tiene nudos de fijación, a diferencia del tipo simple torsión, por lo que reduce la posibilidad de cortes en caso de contacto. Las mallas triple torsión suelen utilizarse para proteger un espacio contra la caída de escombros o piedras; además, destaca por su resistencia a la perforación y la tensión.
- Mallas para paneles rígidos: se trata de un sistema de alambrado que se caracteriza por su alta resistencia, durabilidad y rigidez, ofreciendo mucha protección a la zona en la que se encuentra instalada. Este tipo de malla es ideal para cercar jardines, zonas residenciales, organismos públicos, colegios, etc.
- Mallas electrosoldadas: se trata de un tipo de malla fabricada por alambres longitudinales y transversales cruzados entre ellos de manera perpendicular y unidos a través de soldaduras eléctricas. Suelen ser de acero galvanizado o inoxidable, por lo que son resistentes a la oxidación y corrosión. Este tipo de malla se utiliza como refuerzo en losas, cimentaciones, pavimentos o muros de contención; así como en estructuras hidráulicas y silos. Destaca, además, por su capacidad de adherencia al hormigón.
¿Cuál es la diferencia entre una malla electrosoldada y una malla de ingeniería?
Si bien en la mayoría de las construcciones las mallas electrosoldadas son las más comunes, cuando la obra requiere un nivel de refuerzo mayor, se hace uso de la malla de ingeniería. A ambas se les conoce como acero de refuerzo dado que tienen alta capacidad de resistencia, rigidez, ductilidad, esfuerzos de tracción y torsión, amortiguamiento y soldabilidad. No obstante, cada una de ellas tiene sus particularidades y aplicaciones específicas:
- Las mallas electrosoldadas están hechas con varillas de acero y soldadas de manera eléctrica. Son de rápida instalación, tienen alta capacidad de rendimiento y no requieren del uso de muchos materiales para su instalación. Suelen utilizarse en viguetas, bóvedas, muros de carga y pavimentos.
- Las mallas de ingeniería se arman con una estructura ya prefabricada con varillas de alta resistencia y se adaptan a las necesidades del proyecto en cuanto a las medidas de las varillas y su calibre. Se trata del sistema de refuerzo más efectivo para elementos de concreto como suelos industriales, puentes, losas y azoteas. Su forma corrugada permite una distribución uniforme de esfuerzos, además de facilitar un mejor anclaje.
Independientemente del tipo de malla del que se haga uso, para la instalación de estos aceros de refuerzo se realiza una detallada especificación de uso y aplicación en los diseños y planos de construcción, indicando cuál de estas dos tipologías es la más apropiada para la obra.