¿Qué es la construcción sostenible?
La sostenible es un modelo de construcción que implica el uso eficiente de los recursos y materiales para reducir, en la mayor medida posible, el impacto negativo en el medioambiente en todas las fases de construcción de un edificio o infraestructura. Esto se aplica desde el diseño del proyecto hasta la gestión de los residuos en caso de demolición.
De acuerdo con un estudio realizado por Green Building Council España (GBCe), el sector de la construcción genera 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero, además de representar el 30% del consumo energético. Por esto es fundamental desarrollar estrategias de construcción sostenible que, además, mejoren la eficiencia energética de las edificaciones, promuevan la economía circular y optimicen el uso de materias primas.
¿Cuáles son las ventajas de la construcción sostenible?
Además de sus ventajas medioambientales, la construcción sostenible también supone beneficios a nivel económico y social; algunas de ellas son:
- Extensión del ciclo de vida del edificio: al mejorar los procesos con los que se planifican y edifican. Esto, además, se traduce en el aumento del valor de la vivienda y su competitividad en el mercado.
- Reducción de agentes contaminantes: en la planificación de un edificio sostenible se eligen materiales cuya producción, utilización y descarte tengan un bajo impacto ambiental.
- Gestión eficiente de los recursos: lo que permite optimizar los costos relacionados con las instalaciones eléctricas, mecánicas y estructurales, aplicando un diseño integrado.
- Reducción de coste de consumo de energía: se busca optimizar los sistemas de iluminación (aprovechando luz natural para reducir el consumo de luz artificial, instalando sensores y temporizadores, etc.), el aislamiento térmico (minimizando la necesidad de sistemas de climatización), etc. También tiene que ver con la posibilidad de generar energías renovables en el mismo sistema, por ejemplo, con paneles solares. La construcción sostenible implica un ahorro de hasta un 30% respecto al consumo de una infraestructura convencional.
¿Qué factores deben tomarse en cuenta a la hora de elegir materiales para una construcción sostenible?
- La cantidad de emisiones de CO2 que produce su fabricación, transporte y utilización.
- La durabilidad y eficiencia de los materiales a lo largo de la vida útil de la infraestructura.
- La proximidad de la fuente, de manera que su transporte no implique un mayor gasto de recursos y un impacto ecológico.
- La posibilidad de utilizar materiales recuperados.
- La capacidad de reutilización, reciclaje o biodegradación de los materiales.
- La predilección por pinturas, adhesivos y aislantes ecológicos, especialmente sin compuestos orgánicos volátiles (COV) que son los más contaminantes.
¿Cuáles son los materiales más comunes para la construcción sostenibles?
Los materiales más utilizados son: la madera, el corcho, el barro corrido, el bambú y la piedra. Estos contrastan con los materiales que, habitualmente, se usan en las construcciones convencionales, como hormigón o PCV, que contienen aditivos químico-sintéticos.
¿Cuáles son los sistemas de climatización más eficientes en la construcción sostenible?
Crear e instalar sistemas de climatización con tecnologías eficientes integradas que permitan el ahorro energético es uno de los objetivos de la construcción sostenible. Algunos de los mejores son:
- Sistema de ventilación de doble flujo: sistema que realiza por sus propios medios la extracción de aire hacia el exterior y, al mismo tiempo, la introducción de aire nuevo. En este proceso hay un consumo menor de energía.
- Suelo radiante: sistema de calefacción con tubos que se encuentran por debajo del suelo, una opción con mayor eficiencia energética que el sistema tradicional, puesto que el aire caliente tiende a subir, calentando así toda la habitación. Algunos de estos sistemas se valen de la energía solar y térmica e, incluso, la geotermia para calentar el agua que circula por los tubos.
- Aerotermia: sistema de refrigeración, calefacción y generación de agua caliente, a partir de la extracción de energía de la temperatura del aire transferida al espacio.