Londres, Reino Unido
Ampliación de la Línea Norte del Metro de LondresMedio centenar de kilómetros separan la tierra centenaria sobre la que se asienta Londres de su nueva vida.
Siguiendo el curso del Támesis, ya cerca de su desembocadura, el subsuelo de la capital británica se transforma en terreno de cultivo dentro de los límites de Goshems Farm, en Tilbury. Allí van a terminar las más de un millón de toneladas de tierra excavada en las obras de la ampliación de la línea norte del metro londinense.
Los túneles gemelos que unirán Kennington Station con las nuevas estaciones en Battersea y Nine Elms ya están excavados. Cuando las obras estén concluidas, hacia finales de 2021, los 3,2 kilómetros de vías subterráneas en cada sentido permitirán acortar los tiempos de viaje con el West End londinense en 15 minutos, contribuyendo a la regeneración de las áreas de Vauxhall, Nine Elms y Battersea.
El consorcio formado a partes iguales por Ferrovial Construcción y la británica Laing O’Rourke, fue seleccionado por London Underground para el diseño y la construcción de la ampliación de la línea Northern Line, en el Metro de Londres.
La Northern Line recorre Londres de norte a sur desde 1890. Ese fue el año en el que se abrió al público su primer tramo, entre Stockwell y Borough, hoy en día el tramo profundo más antiguo de la red todavía operativo. Se trata también de una de las líneas más utilizadas de la ciudad y la que mantiene una mayor congestión hasta el final del día. Acometer una obra de gran magnitud sin alterar el buen funcionamiento de la línea no es sencillo.
Una de las principales tareas de Ferrovial en esta obra es mantener un servicio provisional fiable y de calidad mientras se ejecuta la ampliación de la línea. Entre otras cosas, se ha trabajado con sistemas de modelado de información de construcción (BIM) y nuevos enfoques, como el rediseñado de las placas de unión en la estación de Kennington para lograr reducir los tiempos de la obra.
Y, sobre todo, se le ha buscado una nueva vida al subsuelo de Londres. Hasta la fecha, se han enviado más de 845.000 toneladas de tierra excavada río abajo hasta la granja de Ghoshems, donde se han transformado en tierras de cultivo. Hasta el final de la obra, otras 300.000 toneladas recorrerán el Támesis en busca de una nueva oportunidad, lejos del ajetreo de la línea norte.