¿Qué es selección natural?
Es una noción evolutiva, propuesta por Charles Darwin, que explica cómo las especies con rasgos que les favorecen en un entorno determinado tienen más posibilidades de sobrevivir y de reproducirse, transmitiendo sus atributos a las siguientes generaciones y prevaleciendo sobre otras especies menos aptas.
Uno de los ejemplos más conocidos de selección natural es el de la polilla Biston betularia, cuyo fenotipo dominante, antes de la revolución industrial, era el de color de alas gris claro. Este tono contribuía a su camuflaje en los líquenes de los árboles. Cuando los líquenes empezaron a oscurecerse debido al hollín de las industrias, las mariposas negras de esta especie, que eran extremadamente inusuales, comenzaron a prosperar y hacerse cada vez más frecuentes, mientras que las grises se redujeron. La explicación está en que, pese a que el gen de alas negras era recesivo, las oportunidades de las Biston betularia negras frente a este nuevo entorno eran mayores: sus depredadores ya no podían verlas con tanta facilidad, y empezaron cazar a las mariposas grises ahora más visibles.
¿Cuáles son las premisas de la selección natural?
La selección natural, como la describió Charles Darwin, debía cumplir tres premisas:
- Variabilidad fenotípica: es decir, la existencia de diferentes expresiones de una determinada característica; por ejemplo: el color de las alas.
- Transmisión: si el rasgo no se puede heredar o replicar, no puede haber selección natural ni evolución.
- Factor de selección diferencial: la variación debe representar una diferencia en la cuestión crucial de sobrevivir o no, reproducirse o no, de tal manera que los caracteres que la constituyen puedan seguir propagándose. En biología, se le llama a esto eficacia biológica.
La selección natural no implica necesariamente un aumento en la complejidad evolutiva, ni provoca obligatoriamente innovaciones, pues muchas veces actúa suprimiendo variaciones defectuosas o eliminando caracteres.
El fenómeno de selección natural se explicó por primera vez en biología; sin embargo, la noción de selección natural puede ser aplicada en otros campos, como la economía, la tecnología, las ciencias sociales o cualquier otro caso donde se cumplan los tres principios antes mencionados y exista, en consecuencia, una adaptación exitosa.
¿Qué es adaptación?
La adaptación es el efecto de la selección natural que permite a una especie acomodarse a las condiciones de un entorno. Los cactus, por ejemplo, son plantas que se encuentran bien adaptadas a lugares donde escasea el agua, como estepas o desiertos.
¿Cómo se producen las adaptaciones?
Cuando una variación genética se manifiesta, gracias a un cambio azaroso en el ADN (mutación), la selección natural puede dar pie a una nueva adaptación. Estas pueden ser:
- Fisiológicas: cuando la variación afecta el funcionamiento de un organismo;
- Morfológicas: cuando modifican su forma;
- Etológicas o de comportamiento: que implican un cambio en la conducta de la especie.
¿Qué otras formas de selección de especies existen?
- Selección sexual: se ha descrito como otro proceso de selección genética que se da, no respondiendo a la imperiosa necesidad de supervivencia, sino más bien a la preferencia de ciertos rasgos por sus parejas sexuales. Esto explicaría el desarrollo de morfologías exageradas como la cola del pavo real, que puede servir para atraer, con la misma efectividad, tanto a la hembra de su especie como a cualquier depredador.
- Selección artificial: es un proceso evolutivo en el que interviene el ser humano para desarrollar ciertos rasgos en animales y plantas, eligiendo progenitores con las características deseadas y seleccionando posteriormente su descendencia hasta llevarla progresivamente a un resultado satisfactorio. La selección artificial se ha hecho desde el principio de la agricultura, para conseguir cosechas más productivas, así como también se ha aplicado para la domesticación de animales, procurándolos más dóciles, más inteligente o más resistentes a determinados climas, etc.