Málaga, España
Lorem ipsumPor fuera, renacentista, con pinceladas platerescas y mudéjares. Por dentro, modernista, cubista y surrealista. Entre medias, muros y suelos de sobriedad, sencillez y utilidad. El Palacio de los Condes de Buena Vista, en Málaga, es historia y es arte.
El Museo Picasso es arquitectura, escultura y pintura. Ambos son uno y son el mejor reflejo de que la funcionalidad y la belleza tienen muchos puntos de encuentro.
El palacio ya estaba en Málaga mucho antes de que Picasso hiciese su primer dibujo, y eso que se sabe que empezó a pintar temprano. El edificio, el más importante de la arquitectura civil de la ciudad del siglo XVI, habla de un tiempo de transición. Su arquitectura, claramente renacentista, mira al futuro desde aquel siglo. Su fachada, gótica plateresca, mira al pasado reciente y la diferencia. Y sus motivos de arte mudéjar hablan de una herencia islámica inseparable de la historia de la ciudad.
Su patio con doble galería, las simetrías que se repiten en sus dos plantas y sus balcones se debaten entre la sencillez y los adornos enrevesados. El palacio fue primero Museo de Bellas Artes de Málaga y, desde 2003, sede del Museo Picasso. A partir de entonces, el edificio dejó de ser protagonista artístico para convertirse en el continente de algo mucho mayor.
Transformar el patrimonio histórico en un espacio sobrio, capaz de hacer resaltar el arte llegada de otro tiempo, pero sin perder su esencia, no es sencillo. Convertir el Palacio de los Condes de Buena Vista en el Museo Picasso pasó por una meticulosa restauración, el apuntalamiento invisible de las paredes para que pudiesen sostener el peso del arte, el tratamiento de las ventanas para que entorpeciesen la entrada de la luz y el calor, enemigos eternos de la pintura, y la integración de sistemas de suministro de aire en la madera del artesonado. Un reto que Ferrovial tuvo que ejecutar.
Hubo, también, que excavar una sala subterránea. Un espacio que nos lleva a un tiempo muy anterior. Un lugar donde hoy se exhiben los vestigios, encontrados durante las obras, de los habitantes fenicios y romanos de Málaga y que completa un recorrido milenario por las habilidades manuales del ser humano.