Gdansk , Polonia
Lorem ipsumLos últimos meses de la II Guerra Mundial fueron especialmente complicados en Gdansk. No es que la ciudad polaca lo hubiese pasado mejor hasta ese momento. Pero el tramo final del conflicto dejó historias imborrables en la memoria colectiva.
Para cuando la guerra terminó, el 90 % de la ciudad histórica de Gdansk estaba destruido. Las comunicaciones y, sobre todo, la línea de tren Kokoszkowska, que conectaba la urbe con Gdynia, más al norte, habían quedado inutilizadas. Pero en 1945 se inauguró también la historia de una reconstrucción. Una historia que se extiende hasta nuestros días.
En la nueva estación de Matarnia, sobre el antiguo trazado de la Kokoszkowska, no queda rastro de aquellos días. Bajo los inmensos paraguas rojos que protegen los andenes, los pasajeros esperan para subirse a alguno de los trenes que circulan por la vía, ahora bautizada como Pomeranian Metropolitan y que conecta Gdansk y Gdynia con el aeropuerto.
El trazado de la línea de 17 kilómetros de vía doble se extiende por las llanuras verdes que desembocan en las aguas oscuras del Báltico. A lo largo de sus ocho estaciones, se repite el mismo patrón de Matarnia. Las paradas se ocultan bajo un escudo metálico perforado, un escudo que busca integrarse en la naturaleza al tiempo que conecta con la arquitectura moderna y sirve de panel informativo para los usuarios de la infraestructura.
El proyecto de la Pomeranian Metropolitan, desarrollado por nuestra filial polaca Budimex, se completa también con la reconstrucción de las carreteras y las aceras alrededor de las estaciones, y nuevos aparcamientos para coches y bicicletas, así como con la construcción de pasos elevados y subterráneos, puentes y pasos para animales, integrando por completo la vía en su entorno.
La Kokszkowska ya queda solo como una parte de la historia pasada, un recuerdo doloroso que nunca nadie será capaz de borrar. Su sucesora, la Pomeranian Metropolitan, cuenta una historia que mira al futuro, la historia de una reconstrucción completa.