Sevilla, España
Lorem ipsumLos edificios siempre cuentan historias. Pero hay muros, columnas y escalinatas que guardan muchos más secretos que nadie. El Palacio de San Telmo, hoy sede de la Junta de Andalucía, ha visto cambiar Sevilla y el mundo ante sus ojos.
Construido a finales del siglo XVII para la Universidad de Mareantes, un gremio de marinos, el palacio lleva 300 años observando el trajín del Guadalquivir.
El Palacio de San Telmo, uno de los grandes ejemplos civiles del barroco español, ha sufrido muchos cambios a lo largo de los siglos. Tras abandonar las propiedades de los Mareantes, el edificio pasó a ser residencia de los duques de Montpensier y, después, ya en el siglo XX, a manos de la Iglesia, que lo usó como Seminario Metropolitano.
Durante este tiempo, y hasta su adquisición en 1989 por parte de la Junta de Andalucía, experimentó sucesivas reformas para adaptarlo a los nuevos usos, reformas que no siempre respetaron el diseño original del edificio. Por eso, a finales de siglo XX, se emprendió una ambiciosa restauración y reconstrucción que debía devolver el esplendor de la Sevilla del XVII al Palacio de San Telmo, dejando espacio para la innovación respetuosa.
La actuación, desarrollada por Ferrovial, buscó recuperar las estructuras de la tradición hispano-musulmana, respetando los elementos que pudieron rescatarse y reconstruyendo otros. Los mármoles barrocos y los azulejos andaluces se mezclan con espacios diáfanos y blancos, que respetan la historia adaptándola a los usos modernos.
Más allá del edificio, el proyecto recuperó también la memoria de los jardines de San Telmo en un gran espacio central. Allí, la vegetación, que parece crecer como asilvestrada pero a la vez contenida, otorga protagonismo a los colores y las texturas de la naturaleza. Parece querer recordar la herencia que dejaron los Mareantes, aquellos que dominaron el espacio entre el Guadalquivir y las Indias, un nuevo mundo que giraba alrededor de Sevilla.